Un bar aux Folies Bergère (Un bar en el
Folies-Bergère) fue presentado por Manet en la exposición del Salón
de París de 1882, justo un año antes de su muerte. El cuadro es la
culminación de su interés por las escenas de ocio urbano y de
espectáculo, un tema que había desarrollado en diálogo con el
impresionismo durante la década anterior.
El cuadro es una obra maestra que ha dejado perplejos
e inspirado a artistas y estudiosos desde que fue pintado hace ya
cerca de un siglo y medio.
El Folies-Bergère era uno de los lugares de espectáculo más atractivos de París, con presentaciones que iban desde el ballet hasta el circo. Otra atracción eran las camareras, que muchos observadores contemporáneos asumían que estaban disponibles como prostitutas clandestinas.
El Folies-Bergère era uno de los lugares de espectáculo más atractivos de París, con presentaciones que iban desde el ballet hasta el circo. Otra atracción eran las camareras, que muchos observadores contemporáneos asumían que estaban disponibles como prostitutas clandestinas.
Al representar a una de estas mujeres y a su cliente
masculino en una escala imponente, Manet introdujo descaradamente un
tema moralmente sospechoso y contemporáneo en el reino del alto
arte.
Al tratar el tema con una seriedad y una brillantez pictórica,
Manet se propuso a ser recordado como el heroico "pintor de la
vida moderna" previsto por críticos como Charles Baudelaire.
Además de las tensiones sociales que evoca el tema del cuadro, la composición de Manet presenta un rompecabezas visual. La camarera mira directamente al espectador, mientras que el espejo que se encuentra detrás de ella refleja la gran sala y los clientes del Folies-Bergère. Manet parece haber pintado la imagen desde un punto de vista directamente opuesto a la camarera.
Además de las tensiones sociales que evoca el tema del cuadro, la composición de Manet presenta un rompecabezas visual. La camarera mira directamente al espectador, mientras que el espejo que se encuentra detrás de ella refleja la gran sala y los clientes del Folies-Bergère. Manet parece haber pintado la imagen desde un punto de vista directamente opuesto a la camarera.
Sin embargo, este punto
de vista se contradice con el reflejo de los objetos en la barra y
con las figuras de la camarera y de un cliente a la derecha.
Conocido como uno de los artistas más polémicos de
su época, Édouard Manet se ha alzado por encima de sus detractores
para demostrar su verdadero talento, digno de ser emulado. Con varios
cuadros que han inspirado a jóvenes artistas de esa época, reveló
cómo la innovación no siempre es bienvenida por la sociedad, pero
es la puerta de entrada al futuro.
Courtauld Gallery, London