Cuando se descubrió el grafito, en el siglo XVI, se pensó que se trataba de plomo. De hecho, en inglés, la mina del lápiz aún se llama lead (plomo). Tradicionalmente, los artistas han tenido que dominar el dibujo a lápiz antes de pasar a la pintura. Leonardo, Miguel Angel, Rafael, Durero, Guercino, Ingres, Degas y Seurat son algunos de los dibujantes más célebres.
Tras el hallazgo de un gran yacimiento de grafito en el Reino Unido en 1564, se descubrió que era un material excelente para hacer marcas.
Originalmente, las varillas de grafito se envolvían con cordones o piel de oveja, pero con el tiempo comenzaron a insertarse en palos de maderas vaciados. Los primeros lápices producidos en serie se realizaron en Nuremberg, Alemania en 1662. En Francia en 1795, Nicolas-Jacques Conté (1755-1805) inventó el lápiz de mina moderno, para el cual se mezclan grafito y arcilla y se comprimen dentro de trozos de madera alargados.
Los lápices se clasifican en función de su dureza relativa; así, por exemplo, los 4B y los 3B son particularmente blandos y oscuros ya que la “b” es de black, mientras que los 2 H o los 5H son especialmente duros, (“h” es de hard). HB es la textura media: está mezclado a partes iguales.
Conté también inventó el llamado Crayon Conté, que es una suerte de lápiz de pastel duro empleado com gran éxito por vários artistas, entre ellos Seurat en sus muchos bocetos preliminares de tonos suaves. Hasta el desarrollo del lápis de grafito, e incluso después, el abocetado y el dibujo se realizaban con pincel y/o pluma y tinta , con tiza o con punta de plata, que es una varilla de plata o un metal similar y que da lugar a unos delicados trazos plateados.
El David de Miguel Angel – Dibujo a lápiz sobre papel entelado.
Fuente: The Short Story of Art, Susie Hodge, 2017.