Rembrandt fue un dedicado autorretratista toda su vida, y
hoy en día sobreviven unos cuarenta autorretratos suyos. En este
ejemplo, pintado cuando Rembrandt tenía cincuenta y cuatro años, el
artista no escatimaba en la representación de los signos del
envejecimiento en su propia cara, construyendo la pintura en alto
relieve para transmitir su frente arrugada, las pesadas bolsas bajo
sus ojos y su papada. La reciente eliminación de un barniz sintético
ha revelado más del método de trabajo de Rembrandt, mostrando, por
ejemplo, cómo volteó el pincel para hacer una incisión con el
extremo de la culata de los rizos ásperos que se derramaban fuera de
su gorra.
Se exhibe en el MET de New
York.
Auto-Retrato
