El cuadro que representa al poeta portugués
Fernando Pessoa fue pintado en 1964 para la Fundación Calouste
Gulbenkian de Madrid por José Sobral de Almada Negreiros
(1893-1970), un artista portugués polifacético que fue pintor,
escritor, dramaturgo, poeta, novelista, en definitiva, una figura
destacada en el nacimiento de la vanguardia portuguesa a principios
del siglo XX. Almada Negreiros fue el motor de la cultura lisboeta
en las primeras décadas del siglo XX.
La pintura es una réplica de la realizada en 1954 para el restaurante Irmaos Unidos, donde se reunieron Mario de Sa-Carneiro, Almada Negreiros, Antonio Ferro, Armando Cortes-Rodrigues, Luis de Montalvor, José Pacheko y Alfredo Guizado, a cuya familia pertenecía el restaurante. Este cuadro se puede ver ahora en la Biblioteca de la Casa de Fernando Pessoa, en Lisboa.
El cuadro foi pintado casi veinte años después de la muerte del escritor, y nadie más apto para hacerlo que Almada Negreiros, amigo de Pessoa desde 1913, miembro del grupo de artistas que publicó la revista Orpheu, promotora del futurismo y vanguardista de su tiempo. Es un homenaje al poeta y a la revista Orpheu.
Lo retrata de memoria, con un estilo neocubista (influenciado por Picasso) y sentado en el restaurante Imaos Unidos. Elegantemente vestido, concentrado, reflexivo, como para sugerir un momento de creatividad. No faltan sus elementos emblemáticos, a saber, su pluma de tinta, un cigarrillo y una taza de café. La segunda edición de la revista Orpheu, una revista literaria de vanguardia que generó gran controversia en su momento, es la número 2.
La luz brillante ilumina al poeta en una sala compuesta de líneas geométricas y matemáticas.
Todo es orden y claridad.
La pintura es una réplica de la realizada en 1954 para el restaurante Irmaos Unidos, donde se reunieron Mario de Sa-Carneiro, Almada Negreiros, Antonio Ferro, Armando Cortes-Rodrigues, Luis de Montalvor, José Pacheko y Alfredo Guizado, a cuya familia pertenecía el restaurante. Este cuadro se puede ver ahora en la Biblioteca de la Casa de Fernando Pessoa, en Lisboa.
El cuadro foi pintado casi veinte años después de la muerte del escritor, y nadie más apto para hacerlo que Almada Negreiros, amigo de Pessoa desde 1913, miembro del grupo de artistas que publicó la revista Orpheu, promotora del futurismo y vanguardista de su tiempo. Es un homenaje al poeta y a la revista Orpheu.
Lo retrata de memoria, con un estilo neocubista (influenciado por Picasso) y sentado en el restaurante Imaos Unidos. Elegantemente vestido, concentrado, reflexivo, como para sugerir un momento de creatividad. No faltan sus elementos emblemáticos, a saber, su pluma de tinta, un cigarrillo y una taza de café. La segunda edición de la revista Orpheu, una revista literaria de vanguardia que generó gran controversia en su momento, es la número 2.
La luz brillante ilumina al poeta en una sala compuesta de líneas geométricas y matemáticas.
Todo es orden y claridad.